Una pirata enamorada
Lynsey LynwoodMi madre solía decir que los hijos bastardos tienen los mismos derechos que los legítimos mientras sus madres sepan jugar bien sus cartas, ¡y por Dios que la mía había sabido hacerlo! A los ojos de la ciudadanía, soy el hijo pequeño del marqués de Harlow, el heredero de repuesto. La alta sociedad me dio la bienvenida con los brazos abiertos desde el momento de mi nacimiento, pero yo sé que un día el destino, Dios o la vida van a cobrarse la mentira en la que he vivido desde que supe la verdad. Ese día tardó tanto en llegar que ya me había hecho a la idea de que me iba a salvar, que no tenía por qué pagar por las culpas y debilidades de mis padres. Cuando Clarissa abordó el barco en el que viajaba y me convirtió en su prisionero, supe que había llegado el momento de pagar por todos mis pecados.